El pensamiento no concuerda con la imagen…

Es muy extraño, pero cuando a los pensamientos violentos se les da permiso total para existir en nosotros, la violencia termina. La verdadera paz no está en guerra con la violencia. La pantalla de cine no tiene preferencias; todas las películas —la positiva, la negativa, la de amor, la violenta—, todas tienen permiso para representarse en la pantalla. Una película violenta no hace a la pantalla ser más violenta. La pantalla nunca se estremece, porque sabe que a todos los pensamientos se les permite proyectarse en ella.
Ninguno de esos pensamientos que rechazamos sería un problema si no tuviéramos tal empeño en dar determinada imagen de nosotros mismos: «Soy una persona pacífica», «Soy una persona positiva», «Soy una persona alegre», «Soy, todo yo, un amoroso ser de luz»… Bien, ¡magnífico!, pero esa imagen significa que entrarás en guerra con cualquier pensamiento que no concuerde con esa imagen.

(Jeff Foster de su Libro La mas profunda Aceptación).

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Miedo de que pensar que algo acabe en realidad…

Tenemos miedo de que pensar en algo acabe por hacerlo realidad, pero, como ya he dicho, esto es solo superstición. La verdad es que cuanto más permito que un pensamiento aparezca, menos posibilidades hay de que acabe poniéndolo en práctica; y cuanto más me empeño en ignorar un pensamiento, en reprimirlo, en destruirlo, más entro en guerra con él, más lucho contra mí mismo y mayor sensación tengo de que quizá podría acabar haciendo eso que temo hacer. Cuanto más estoy en guerra en mi interior, más probabilidades hay de que el conflicto se exprese en el mundo.

(Jeff Foster de su Libro La mas profunda Aceptación).

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Sentimientos de separación y carencia…

Ni siquiera los niños que han tenido una infancia idílica y llena de afecto escapan a este sentimiento básico de separación, de carencia. Se diría que es inherente a la experiencia de ser un individuo. Ningún padre ni madre es culpable de haber creado este sentimiento de separación, esta sensación de carencia; nadie hace intencionadamente de su hijo un buscador. Los organismos recién nacidos que tienen capacidad de pensamiento abstracto acaban buscando, de un modo natural, una completud conceptual en el futuro, elaborando todo tipo de ideas sobre lo que les hace sentirse bien y mal en sus experiencias, e intentan escapar de todo aquello que perciben como causante del no estar bien, a fin de llegar al lugar del estar bien. Visto así, desarrollar un sentimiento de separación y, luego, buscar la manera de corregirlo encontrando integridad forma parte de la evolución natural de la vida.
Buscar no es un error, y no es el enemigo. Es simplemente una cuestión de identidad equivocada.

(Jeff Foster de su Libro La mas profunda Aceptación).

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Si me desconecto del dolor, me evado de la vida…

Cuando nos permitimos sentimos plenamente dolidos —y por mucho que esa admisión sea contraria al sentido común y amenace nuestro sentimiento egoico de orgullo —, dejamos de estar dolidos. En otras palabras, cuando el dolor de la ofensa se acepta profundamente, destruye el relato de que soy «el ofendido».
El conflicto de las relaciones empieza cuando no admito profundamente el dolor de la ofensa y entro en el relato de que soy «el ofendido», la víctima de la ofensa, lo cual, inevitablemente, me hará convertirte en «la persona que me ofendió», e, inevitablemente, empezaré a castigarte de un modo u otro…, a atacarte o a defenderme de un modo u otro de tu amenaza. Como víctima tuya, comenzaré a temerte.
Cuando se acepta profundamente, el dolor que siento no es el final de la relación, sino que empieza a formar parte de la relación. Puede incluso hacer que nazca una mayor intimidad entre nosotros; podemos encontrar el lugar donde amarnos mutuamente incluso en nuestro dolor respectivo. Cuando se acepta profundamente, el dolor no es el fin de nuestro amor. No se opone a nuestro amor; se le da cabida en nuestro amor. Nuestro amor es lo bastante vasto como para acoger cualquier cantidad de daño, cualquier intensidad de dolor. De modo que continuamos relacionándonos, seguimos juntos, incluso en presencia de esos sentimientos.
Sí, esta es la clave para abrirnos paso a través de todos los conflictos de la relación: si quiero estar conectado contigo en este momento, debo admitir profundamente cualquier dolor que aparezca. Esto contradice todo nuestro condicionamiento, que nos advierte que nos protejamos de la posibilidad de que nos hagan daño. Pero la actitud que me desconecta del dolor, la actitud que adopto para no admitir el dolor justo ahora, es la actitud que me distancia de ti. Cuando me desconecto del dolor, me evado de la vida. Y cuando me he desconectado de la vida, me he alejado de la persona que tengo delante, que es la vida misma también.

(Jeff Foster de su Libro La mas profunda Aceptación).

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La Verdad reside en Ti…

Aprender a vivir en el hoy…

Los jóvenes quieren vivir en el futuro. Las personas mayores, en el pasado. Nadie quiere vivir en el presente. ¿Pero dónde se ha situado la alegría? ¿Dónde se ha colocado la comprensión? ¡En el presente!
Así que si alguna vez te preguntas por qué es tan difícil comprender la vida, quizá la respuesta sea: porque no vives donde ella vive. Te has acostumbrado a la confusión, y no es agradable.
¿Qué puedes hacer? Aprender a vivir en el hoy. ¿Y qué es el hoy? Otra oportunidad que se te da para sentir plenamente lo que es estar vivo. Es asombroso. Y en eso consiste la vida.

(Prem Rawat–Maharaji).

Nos buscamos para estar completos …

Durante la mayor parte de la historia humana, las estructuras religiosas tradicionales nos proporcionaron una auténtica sensación de seguridad, de pertenecer a algo más grande que nosotros, y nos ayudaron a lidiar con nuestro vacío interior. Ocurriera lo que ocurriese, siempre podíamos acudir a la Biblia, al anciano de la tribu, al sacerdote, al rabino, al gurú, a la autoridad suprema en busca de consuelo, de sentido, de perspectiva, de sabiduría. Podíamos referirnos a un pasaje de un texto ancestral y decirnos: «Así es como se ha de vivir» o «Este es el sentido de todo». En los tiempos modernos, nuestras posesiones, nuestra profesión, nuestra cuenta bancaria, las corporaciones, el mercado bursátil son nuestros nuevos dioses. Hay más gente que nunca que dice ser atea, agnóstica, humanista, racionalista, escéptica, laicista o «espiritual pero no religiosa». Muchas personas solo están dispuestas a creer en aquello que esté «científicamente demostrado». Pero la ciencia no está, todavía, ni siquiera cerca de descubrir quiénes somos realmente. Cada respuesta científica conduce a un millar de nuevas preguntas. Y, además, en estos últimos años hemos perdido, casi literalmente, ¡a fe en las instituciones financieras, los bancos, las corporaciones y los gobiernos.
Así que a mucha gente, en lo que respecta a encontrar una manera de canalizar sus energías de búsqueda, lo único que le queda son las relaciones románticas. Ni todo el dinero del mundo puede completarme; ni la iglesia, ni la sinagoga, ni el templo, ni la mezquita me ofrecen ya el alivio que anhelo, y la ciencia no está ni siquiera cerca de poder satisfacer mis anhelos más profundos. Pero no todo está perdido. Todavía puedo completarme en la relación con otro ser humano; encontraré a esa persona especial, mi media naranja, mi aliada, mi compañera, y la conservaré, y tendré su amor y sus cuidados el resto de mi vida, en la salud y en la enfermedad. Estaré íntegro. Estaré completo. El amor de esa persona hará desaparecer el vacío, la sensación de «mal-estar» y carencia, la añoranza del hogar que siento en lo más hondo. El amor de esa persona me sanará de mi soledad cósmica.
Sí, nos buscamos unos a otros para tener compañía, para la procreación y para el placer, pero, por encima de todo, nos buscamos para estar completos; y esta expectativa de que las relaciones nos salvarán de nosotros mismos es la causa de tanta alegría… y de tanta tristeza.

(Jeff Foster de su Libro La mas profunda Aceptación).

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Nada en el exterior puede darte la seguridad

En lo más hondo, sabemos que nada, absolutamente nada, puede protegernos de la posibilidad de perder lo que tenemos, y por eso sentimos tal ansiedad en nuestra vida.
Ahora que tenemos una casa nueva, nos preocupa la posibilidad de quedarnos sin trabajo y no poder atender los pagos en el plazo previsto. Ahora que tenemos dinero más que abundante en nuestra cuenta bancaria, nos preocupa que pueda quebrar la economía y que nuestros ahorros se queden en nada. Por muy feliz que seas en la relación con tu pareja, te
preocupa que pueda dejarte, enfermar o algo aún peor. Te preocupa que tus hijos se hagan daño. Te preocupa tu cuerpo, todo lo que podría ocurrirle. Y sabes que nada —ni tu gran casa, ni los muebles, ni tu vistoso automóvil, ni la piscina, ni todo el dinero que tienes en el banco, ni siquiera tu amado gurú espiritual— puede protegerte de una pérdida potencial, del cambio, de la impermanencia, del rumbo que toman las cosas.
Claro que las personas y los objetos pueden darte temporalmente un sentimiento de seguridad, de comodidad v placer, pero no pueden proporcionarte lo que de verdad anhelas, que es vivir a salvo de cualquier clase de pérdida, a salvo de cualquier carencia y, en última instancia, a salvo de la muerte. No pueden ofrecerte la seguridad cósmica que tan desesperadamente buscas; no pueden llevarte de vuelta a casa. No hay nada en el exterior que pueda llevarte de vuelta a casa.

(Jeff Foster de su Libro La mas profunda Aceptación).

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Encuentra tu don en esta vida y florece…

“Todo el mundo tiene un don; debes averiguar cuál es. Yo sé cuál es el mío. Tengo la habilidad de recordarle a la gente que existe algo hermoso. Ése es mi don. Encuentra tu don en esta vida y florece. Uno de los dones que tienes es poder disfrutar cada aliento que llega hasta ti. Piensa en eso. Está por encima de cualquier otra cosa”.

(Prem Rawat-Maharaji).

La llave que abrirá todas nuestras trabas…

“ Estoy hablando acerca de algo que ha sido la búsqueda de todos los seres humanos, cómo encontrar paz dentro de uno mismo. Nosotros necesitamos paz en nuestro corazón.
Cuando tenemos esa paz nos sentimos completos donde sea que vayamos.
Mi rol es inspirar. Yo inspiro a la gente a que miren sus vidas, a que disfruten sus vidas. Te presento a tí mismo. La respuesta que estamos buscando no está lejos de nosotros mismos, nosotros llevamos dentro nuestro la llave que abrirá todas nuestras trabas. Nosotros llevamos dentro nuestro la respuesta a todas nuestras preguntas.
El contentamiento, la paz que estás buscando está dentro de tí y yo puedo mostrarte cómo ponerte en contacto con eso.”

(Prem Rawat-Maharaji).

La plenitud es una realidad…

“Acepta el desafío
Mira a tu alrededor, mira dentro de ti
Deja que brote tu sonrisa, tu risa, tu agradecimiento.
La plenitud es una realidad, no un sueño”.

(Prem Rawat-Maharaji).

Que mi existencia sea plena…

Existe alguien que hace que la promesa cobre vida.
Existe alguien que saca a la luz la súplica del corazón.
Y algo dentro de ti pide ayuda: “Sí, que se cumpla la promesa. Que se haga realidad este destino. Que mi vida se llene de satisfacción, que mi existencia sea plena…”. Porque este espectáculo, esta obra nunca más se volverá a representar.

(Prew Rawat-Maharaji).